La genética, la polución ambiental y la luz solar, unido a vivir en una atmósfera oxidante, son los principales factores que condicionan el envejecimiento de la piel. Difícilmente podemos modificarlos, pero sí combatirlos con hábitos y rutinas cosméticas saludables.
Veremos como la oxidación es un punto clave en el envejecimiento y el papel protector de los antioxidantes vegetales, bloqueadores solares y cosméticos antipolución en todo el proceso.
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En primer lugar, debemos entender que el envejecimiento cutáneo es un proceso biológico complejo que consta de dos elementos:
- el envejecimiento intrínseco: determinado principalmente por la genética.
- el envejecimiento extrínseco: causado en gran medida por factores atmosféricos, como la exposición a la luz solar y la contaminación del aire, así como opciones de estilo de vida, como la dieta y el sedentarismo.
¿Por qué envejecemos?
Oxígeno
Vivimos en un ambiente oxidante, no tienes más que ver un clavo o pieza de metal que haya estado algún tiempo a la intemperie para apreciar una capa rojiza de óxido sobre su superficie. Nosotros no somos muy distintos, con el paso del tiempo nuestra piel se irá oxidando y por tanto envejeciendo.
No podemos evitarlo pues somos seres aerobios y necesitamos el oxígeno para vivir, ya que actúa en la respiración celular “quemando” las calorías ingeridas y aportándonos con ello la energía que necesitamos. Oxidarse forma parte de la vida, el problema aparece cuando esa “combustión” del oxígeno es parcial por un mal funcionamiento celular y se generan los radicales libres. Por culpa de eso una persona con malos hábitos puede aparentar 10 años más sobre su edad real, está sobre-oxidada, está envejecida.
Los radicales libres son moléculas muy reactivas que generan una reacción en cadena de daño celular por oxidación.
Estos radicales libres oxidan el ADN, lípidos, glúcidos y proteínas, afectando su función y causando mutaciones. La acumulación de estas moléculas dañadas conlleva a un deterioro progresivo de los mecanismos de reparación y degradación y como consecuencia final: la aparición de arrugas, pérdida elasticidad, signos de expresión, manchas, imperfecciones, sequedad extrema, hipersensibilidad o un tono apagado.
Para prevenir estos efectos sobre nuestra piel tenemos dos opciones:
Hábitos de vida saludable:
Ejercicio moderado, dieta rica en frutas y verduras, sueño reparador, hidratación, estrés bajo, etc. Es la más efectiva pues minimiza el daño y potencia nuestras propias defensas antioxidantes (enzimas: catalasa, glutatión peroxidasa, superóxido dismutasa; proteínas: proteínas desacomplantes; antioxidantes: glutación reducido, Vitamina C, Vitamina E). Sin embargo, el estilo de vida moderno cada vez hace más difícil cumplir con estas pautas de salud.
Cosmética ecológica antioxidante:
Extractos vegetales ricos en flavonoides, aceites esenciales, vitaminas, ácidos grasos poliinsaturados, etc. Es una estupenda alternativa y/o complemento para restaurar el equilibrio oxidativo en la piel y minimizar así los daños.
Radiación solar
La radiación ultravioleta solar es la mayor generadora de radicales libres en la piel, la responsable del fotoenvejecimiento. Comprende tres subcategorías basadas en la longitud de onda:
- UVA (315–400 nm) >> representa el 95%.
- UVB (280–315 nm) >> representa el 5%.
- UVC (190-280 nm) >> ínfima 0% (bloqueada por la capa de Ozono).
UVA y UVB son los componentes biológicamente relevantes; pues los rayos UVC (extremadamente dañinos) están bloqueados por la capa de ozono estratosférico y, por lo tanto, no alcanzan la superficie de la Tierra. Esta radiación produce múltiples efectos perjudiciales a través mecanismos que implican alteraciones de proteínas y lípidos, inducción de inflamación, inmunosupresión, daño en el ADN y deterioro de las fibras de colágeno y elastina.
En los últimos años, también se está dilucidando la contribución de la luz visible y la radiación infrarroja para causar daño a la piel, similar al fotodaño causado por la luz UV.
La piel humana expuesta a la radiación ultravioleta solar (UVA y UVB) produce un aumento dramático en la producción de radicales libres. Este aumento repentino desplaza el equilibrio natural hacia un estado prooxidativo, lo que conduce a la oxidación y al daño de las moléculas celulares, dando como resultado el llamado fotoenvejecimiento.
Al igual que luz visible e infrarroja, la radiación solar UVA no provoca ningún síntoma doloroso en la piel (“enrojecimiento o quemazón”). Esto conlleva que no seamos conscientes del daño que nos está generando, ya que penetra muy profundamente en las células de la dermis estimulando la formación de radicales libres y provocando daños en las células y el ADN. Es el enemigo silencioso que más envejece a largo plazo, por ello debemos usar protección combinada para UVA, UVA e IR.
Es un daño severo que no solo conlleva una piel envejecida y apagada, puede tener serías consecuencias para la salud, siendo la más grave la aparición de melanoma (cáncer de piel). Según datos de la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad, cada año se producen entre 2 y 3 millones de casos de cáncer de piel.
FPS: el factor de protección solar es un concepto muy empleado y que debes tener claro. Indica el número de veces que el fotoprotector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel para resistir al sol sin quemarse (eritema o enrojecimiento previo a la quemadura).
Si eres una persona que resiste el primer día al sol 10 minutos sin quemarse y te aplicas de forma adecuada una crema de 25 FPS, multipicarás por 25 el tiempo que puedes estar expuesto al sol sin quemarte. 10 x 25 = 250 minutos.
Debes tener en cuenta que el FPS sólo indica la capacidad de protección frente al eritema (UVB) y no frente a otras radiaciones (UVA e IR). En España, el FPS mínimo que deberíamos usar es un valor moderado 20 FPS. Corresponde al nivel adecuado para fototipo III y IV, los más comunes en nuestro país.
Los filtros solares absorben, bloquean y/o dispersan la radiación (UVA, UVB e IR) proveniente del Sol. Según su naturaleza podemos clasificarlos en tres tipos:
- Filtros químicos: los más comunes en cosmética convencional. No son muy eficaces porque solo absorben una parte de las radiaciones, captando la energía y la transformándola en una de longitud de onda mayor. Para que sean efectivos es necesario combinar numerosos químicos que cubran así el espectro completo. Ej: químicos como el ácido para- Aminobenzoico (PABA) y sus ésteres, la oxibenzona y la dioxibenzona, cinnamatos, salicilatos, antralinatos y acrilatos.
Inconveniente: deben aplicarse 30 minutos antes de la exposición al sol para que el efecto sea completo, ya que los filtros químicos deben ser absorbidos por las capas más profundas de la piel.
- Filtros físicos: bloquean literalmente el paso de la luz, desviando y dispersando la radiación solar. Generalmente son preparaciones opacas que contienen dióxido de titanio, óxido de zinc, mica, caolín o oxido de hierro. Son los más completos ya que además de bloquear UVB y UVA , controlan los visibles y el infrarrojo.
Se toleran muy bien en pieles hipersensibles, son muy estables y de amplio espectro (UVB y UVA), pero dejan la piel algo blanca a altas concentraciones.
- Filtros biológicos: además de proteger la piel de la radiación solar utilizando filtros solares químicos y físicos, también se han documentado otros enfoques que utilizan ingredientes cosméticos aplicados tópicamente, particularmente antioxidantes que penetran la piel y la protegen desde el interior. No sería filtros en el sentido literal, sería protectores solares. Varios productos botánicos exhiben una potente capacidad antioxidante y la capacidad de contrarrestar los insultos inducidos por los rayos UV en la piel, ver más…
Los compuestos naturales ricos en antioxidantes son capaces de atenuar numerosos efectos del envejecimiento inducidos por la radiación solar.
Contaminación atmosférica
Los actores atmosféricos como la contaminación del aire (smog, partículas PM10 y PM2.5, hidrocarburos aromáticos policíclicos, metales pesados y gases nocivos como dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, monóxido de nitrógeno, dióxido de azufre y ozono) se han implicado en el envejecimiento prematuro de la piel. El daño de la piel causado por la exposición ambiental es en gran parte atribuible a una compleja cascada de reacciones dentro de la piel iniciada por la generación de radicales libres, que causa daño oxidativo a los componentes celulares como ADN, proteínas y lípidos. Estas células cutáneas dañadas inician respuestas inflamatorias que conducen al daño y envejecimiento que se manifiesta en la piel expuesta crónicamente.
Vivir en núcleos urbanos como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, Albacete, Toledo, Oviedo, Valladolid, Huesca, Palma de Mallorca o San Sebastián es un factor de riesgo. Todas superan el límite para PM2.5 establecido por la OMS.
Para prevenir estos efectos sobre nuestra piel tenemos dos opciones:
- Cambiar de domicilio y lugar de trabajo a áreas menos contaminadas.
- Evitar en lo posible zonas de alta contaminación y además, aplicar diariamente cosmética ecológica antipolución.
Un cosmético antipolución ecológico debe contener extractos vegetales ricos en antioxidantes y antiglicantes que neutralicen la acción de los radicales libres producidos por la contaminación atmosférica. La aglicación es un concepto que hace referencia a la reacción espontánea de azucares sanguíneos (glucosa o galactosa) con las fibras dérmicas de colágeno y elastina. Esta unión produce un entrecruzamiento sin orden entre proteínas circulantes y estructurales (colágeno y elastina). Muy grave pues provoca la alteración de las propiedades biológicas de las fibrás dérmicas: pérdida de firmeza, elasticidad y tono.
¿Cómo un cosmético me protege de la contaminación?
Los extractos vegetales correctamente formulados presentan numerosos principos activos (flavonoides, Vitamina E, vitamina C, ácidos hidroxicinámicos, etc) que compiten con los radicales libres (oxidación) y con las proteínas por la unión con los azúcares circulantes (glicación) previniendo sus efectos. Por último, un cosmético antipolución verdaderamente eficaz debe formar una barrera protectora no oclusiva que retiene en la superficie de la piel las partículas contaminantes y los gases que transportan, para ser eliminadas posteriormente con una higiene adecuada.
Antioxidante químico vs biológico.
Para finalizar el artículo quisieramos que entendieras que no todos los antioxidantes son iguales y puedas diferenciar un antioxidante químico frente a uno biológico. Las dos gráficas que ves a continuación muestran la concentración de antioxidantes en tus células (gráfica I) frente a su poder antioxidante (gráfica II).
Concentración intra-celular- Vitamina C
- Vitamina E
- Coenzima Q10
- Glutatión
- Flavonoides
- Vitamina C
- Vitamina E
- Coenzima Q10
- Glutatión
- Flavonoides
Actividad antioxidante- Flavonoides
- Glutatión
- Coenzima Q10
- Vitamina E
- Vitamina C
- Flavonoides
- Glutatión
- Coenzima Q10
- Vitamina E
- Vitamina C
La vitamina C es el principal antioxidante de la fase acuosa de la piel, mientras que la Vitamina E protege a la capa lipídica. Son antioxidantes relevantes por su concentración pero su efecto proporcional es muy pequeño en comparación a los flavonoides presentes en los extractos vegetales. ¿Cuál es la explicación?
Esto es debido a que la vitamina C y E actúan como antioxidantes químicos, simplemente reducen los radicales libres. Es un intercambio de uno por otro:
1 molécula de antioxidante químico elimina 1 molécula de radical libre
Los flavonoides, sin embargo, actúan como antioxidantes biológicos. No solo se limitan a neutralizan los radicales libres, además activan multitud de las vías de señalización intracelular asociadas con la supervivencia provocando una respuesta global de la célula. Ahora es la propia célula quien elimina el daño:
1 molécula de antioxidante biológico, con la ayuda de toda la célula, elimina muchas moléculas de radicales libres
Es mejor usar extractos vegetales ricos en compuestos naturales (principalmente flavonoides) en lugar de preparados con alto contenido en antioxidantes sintéticos.
Literatura científica consultada:
- Oxidative stress in aging human skin.
- Natural antioxidants: multiple mechanisms to protect skin from solar radiation.
- Atmospheric skin aging-contributors and inhibitors.
- Effects of air pollution on the skin: A review.
- Recognizing the impact of ambient air pollution on skin health.
- Oxidation events and skin aging.
- Photostability and efficacy studies of topical formulations containing UV-filters combination and vitamins A, C and E.
- Role of antioxidants in the skin: anti-aging effects.
- Free radicals, metals and antioxidants in oxidative stress-induced cancer.
- The roles of vitamin C in skin health.